jueves, 7 de noviembre de 2013

Simplicidad


Aquello que buscamos y que deseamos tan profundamente en nuestro corazón, no es tan complicado, no hay que buscarlo en tantos libros o maestros, en clases o talleres. Viene de estar en contacto con nosotros mismos, con nuestra conciencia, con escuchar, con sentir!
Estar observándonos lo suficiente como para entender y comprender nuestras reacciones, lo suficiente como para aprender, corregir. Mas allá de auto-exaltarnos o compadecernos o criticarnos. Solo lo suficiente para mejorarnos.
Lo más simple, lo más sencillo, lo básico.
Somos adictos a los pensamientos, adictos a las acciones que nos proporcionan un placer instantáneo, un bienestar inmediato, adictos a la tecnología, adictos a la comida rápida. Adictos a la respuestas rápidas. RAPIDAS!
No sé si hay un atajo al despertar de consciencia. Nadie me lo ha mostrado, (si alguien lo encuentra que me lo diga :D ) Como un bebe que aprende a gatear, a parase, a caminar y luego a correr. De la misma forma se puede explicar.
Nadie puede pasar por este proceso por alguien más, ni por un hijo, ni por un esposo. Cada uno debe de vivirlo.
Sin embargo, debería ser este motivo de sufrimiento? Deberíamos preocuparnos por esto? Acaso no hay dentro de ti, de ellos, de todos nosotros la presencia activa de Dios? Porque entonces sufres?
Recuerda esto constantemente cuando veas este proceso en las personas a quienes amas: envíales amor, en el silencio de tu corazón conéctate con la parte sagrada de ellos y siéntelos: fuertes, seguros, amados, sostenidos. Sin sufrimiento, sin dudas, en plena confianza ahí en donde reina la verdad su esencia pura.


Regresa a lo sencillo, al silencio de tu mente, a la conexión con tu interior, a la práctica diaria y en consciencia del eterno presente.

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