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Estar observándonos
lo suficiente como para entender y comprender nuestras reacciones, lo suficiente
como para aprender, corregir. Mas allá de auto-exaltarnos o compadecernos o
criticarnos. Solo lo suficiente para mejorarnos.
Lo más simple, lo
más sencillo, lo básico.
Somos adictos a
los pensamientos, adictos a las acciones que nos proporcionan un placer instantáneo,
un bienestar inmediato, adictos a la tecnología, adictos a la comida rápida. Adictos
a la respuestas rápidas. RAPIDAS!
No sé si hay un
atajo al despertar de consciencia. Nadie me lo ha mostrado, (si alguien lo
encuentra que me lo diga :D ) Como un bebe que aprende a gatear, a parase, a
caminar y luego a correr. De la misma forma se puede explicar.
Nadie puede pasar
por este proceso por alguien más, ni por un hijo, ni por un esposo. Cada uno
debe de vivirlo.
Sin embargo, debería
ser este motivo de sufrimiento? Deberíamos preocuparnos por esto? Acaso no hay
dentro de ti, de ellos, de todos nosotros la presencia activa de Dios? Porque
entonces sufres?
Recuerda esto
constantemente cuando veas este proceso en las personas a quienes amas: envíales
amor, en el silencio de tu corazón conéctate con la parte sagrada de ellos y siéntelos:
fuertes, seguros, amados, sostenidos. Sin sufrimiento, sin dudas, en plena
confianza ahí en donde reina la verdad su esencia pura.
Regresa a lo
sencillo, al silencio de tu mente, a la conexión con tu interior, a la práctica
diaria y en consciencia del eterno presente.
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